
Ámsterdam en 4 días. Mi experiencia
Hoy me paso por aquí para contaros como fue mi experiencia en Ámsterdam. Es una ciudad muy peculiar. La verdad que me encantó. Estoy deseando volver.
Nuestro viaje comenzó buscando hotel y vuelos. Para mí, en ese momento empieza lo emocionante. El hotel, como siempre con booking.com. Es una web que nunca me falla, además de los beneficios que te van dando por reservar con ellos. El hotel que escogimos era el Hotel Motel One Ámsterdam. Y sobre los vuelos tengo que contaros algo. Los busqué en Google, para comparar precios. Pues me salía en edreams.es una oferta bastante buena, pero al ir a pagar, me añadían 50€ por persona de gastos de gestión, entonces ya no era tan buena oferta.
La ida era con Easyjet y la vuelta con Ryanair. Así que probé a buscar esos mismos vuelos por separado en cada una de las compañías y ¡menos mal! Los precios eran bastante más bajos. Si os pasa eso al buscar los vuelos probadlo, porque muchas veces te quieren meter gastos que te puedes ahorrar. Yo me suelo reservar los vuelos directamente con las compañías.
Todas las entradas de los sitios que sabíamos seguro que queríamos visitar, las llevaba ya sacadas de casa. Siempre las compro por internet, para evitar problemas que puedan surgir allí.
Día 1
El viaje era en enero. Nuestro vuelo de salida era a las 11:30, así que íbamos bastante tranquilos y decidimos desayunar en una cafetería fuera del aeropuerto, que ya sabemos que los precios del aeropuerto son un poco desorbitados. Volábamos con Easyjet. Con ellos solo tienes derecho a una pieza de equipaje con la tarifa que llevábamos. Si llevas maleta de mano y bolso, tienes que meter el bolso en la maleta para embarcar.
Un consejo: si no quieres que metan tu maleta de mano en la bodega del avión, lo mejor es embarcar prontito, porque suele pasar que las maletas de los últimos pasajeros no caben ya en cabina y las tienen que bajar.
El vuelo fue muy bien hasta que empezamos a aproximarnos al aeropuerto y el avión empezó a descender. Hacía bastante mal tiempo en Ámsterdam. Nada más atravesar las nubes, empezaron las turbulencias. A nosotros nos da un poquito de respeto volar y estábamos un poquito asustados. Pero bueno fueron unos 10 minutitos de mal rato. Al final aterrizamos sin problemas en el aeropuerto de Ámsterdam Schiphol.
El aeropuerto es muy grande. Sabíamos que teníamos que coger un tren hasta Ámsterdam Rai (es un centro de congresos con parada propia, no tenía pérdida), que el hotel estaba al lado. Preguntando se llega a todas partes 😀
Nos bajamos del tren y teníamos el hotel en frente. Hotel Motel One Amsterdam. Los hoteles en Ámsterdam son bastante caros. Buscábamos uno que no sobrepasara los 100€ por noche, sin pago por adelantado y con cancelación gratuita. Este hotel lo cumplía todo y encima era bonito. Una de las paredes de la habitación era un ventanal. Estábamos en una octava planta y las vistas eran geniales. Lo recomiendo. Además, para ir al centro teníamos que coger el tranvía, la parada en la puerta y tardábamos sólo 15 minutos.
Como era ya la hora de comer, dejamos las maletas y nos fuimos en el tranvía al centro. Se que es triste, pero acabamos comiendo en el McDonals. Estábamos muertos de hambre y eran ya las 16:00. Después de comer decidimos ir a conocer un poco la ciudad. Me sorprendió que hay bicicletas por todas partes y además van como locos. Si no andas con ojo lo más probable es que te atropelle una bicicleta. Lo que si que me encantó fueron los canales, atravesados con infinidad de puentes. Y me llamó la atención que las casas son muy estrechas. Es una ciudad muy especial que hay que visitar.

A la hora de la merienda decidimos ir a un coffe-shop. A ver si es verdad lo que se cuenta. Como acabábamos de llegar, y no teníamos recomendación de ninguno, nos metimos en el primero que nos gustó. En el mostrador estaba la carta de precios por gramo según el tipo de marihuana que quisieras. Muy curioso.
Al anochecer, decidimos ir andando al hotel para conocer un poco más la ciudad. Estaba como a 40 minutos andando. A mitad de camino nos empezó a diluviar. Fuimos intentando cobijarnos bajo los salientes de las terrazas. Llegamos chorreando, muy cansados, con frío y muertos de hambre.
Por suerte, justo al lado del hotel, teníamos un supermercado. Compramos cositas para cenar. Solo teníamos ganas de llegar a a habitación para quitarnos la ropa mojada, ducharnos, cenar y descansar del día tan largo.
Día 2
Al día siguiente teníamos el free tour a las 10:00. Yo siempre reservo un free tour cada vez que voy a visitar una nueva ciudad, porque te da una visión general de la ciudad y las cosas más importantes. Si no sabes lo que es, te lo explico en un momento: es un tour por la ciudad, con un guía normalmente español, que lleva tiempo viviendo en esa ciudad y es de precio libre, es decir, que al finalizar el tour, tu eliges lo que quieres pagar por él. Nosotros solemos dar 10/12€ por persona. Normalmente reservamos con Civitatis, porque además tienen muchas más excursiones interesantes.
El free tour comenzaba en frente de la Estación Central, obra del arquitecto Pierre Cuypers. Es una de las principales estaciones ferroviarias de todo el país y un emblemático edificio de la ciudad. Esta zona esta dividida por varios puentes, vías del tranvía y calles por las que circulas coches y bicicletas. Tambien es donde desemboca el río Amstel.

En la otra orilla del río, encontramos la Iglesia católica de San Nicolás (patrón de la ciudad). Continuando con el tour por la avenida Damrak (que conecta la Estación Central con la Plaza Dam), nos encontramos con La Beurs van Berlage (La Bolsa de Berlage), edificio que fue diseñado como sede de la Bolsa de Valores y de materias primas, pero ahora es utilizado como centro cultural de exposiciones y conferencias. Es de ladrillo rojo, y muy diferente al resto de edificios que hay por la ciudad.
Paseando por esta avenida, el guía nos contó una de las curiosidades de la ciudad: ¿qué significa la triple x que podemos encontrar por toda la ciudad? Hay viarias teorías: la primera corresponde con los 3 adjetivos con los que la Reina Victoria definió la ciudad: valor, determinación y misericordia. La segunda es que se refieren a la cruz en forma de «x» donde murió San Andrés. Y la tercera hace referencia a los 3 desastres que afectaron a la ciudad: incendios, inundaciones y la peste. ¿Tú con cual te quedas?
Llegamos a la Plaza Dam, centro de la zona histórica de la ciudad. En ella podemos encontrar el Palacio Real (que solo se utiliza como tal para celebrar el cumpleaños del Rey), el resto del año es sede de exposiciones y actos. También tenemos el Monumento Nacional de la Liberación, que es el monumento a los caídos en la Segunda Guerra Mundial. En esta plaza también podemos encontrar la Iglesia Nueva y el Museo de Cera Madame Tussauds.

Entre barrio y barrio, íbamos caminando al lado de los canales y aprendimos que tienen el fondo lleno de bicicletas y que están llenos de casas flotantes.
La siguiente parada era el Barrio Rojo, uno de los más famosos de Ámsterdam, conocido por su prostitución, los escaparates de chicas y los sex-shops. Este barrio está formado por tres distritos diferentes: De Wallen: «los muros», el más famoso de ellos, Singelgebied y Ruysdaelkade. Cuenta con un enorme número de sex shops, restaurantes, hoteles, coffe-shops y locales de exhibición. En estos locales muestran contenidos de carácter sexual, y son muy concurridos por los turistas.

Los lugares que no te puedes perder de este barrio son: la Condomerie, situada en la calle Warmoesstraat, fue la primera tienda dedicada a la venta de condones. La Iglesia Oude Kerk, que es la más antigua de la ciudad. El suelo esta formado por placas de tumbas ya que está construida sobre un cementerio donde esta enterrada Saskia van Uylenburgh (la mujer de Rembrandt). El museo de la prostitución Red Light Secrets, ubicado en un antiguo burdel, te enseña la historia del trabajo sexual en los Paises Bajos. Puedes comprar la entrada aquí.
Después fuimos al Barrio Judío. Este barrio fue devastado en la Segunda Guerra mundial, por eso su arquitectura es totalmente diferente. En él, tienes que visitar el mercado de pulgas en Waterlooplein y la casa de Rembrandt (compra la entrada aquí). Y aquí viene otra curiosidad de Ámsterdam: no existe la línea de tranvía número 8, porque era la que se utilizó para deportar a los judíos. Después de la guerra, como homenaje, se decidió no reestablecerla.

El tour lo terminamos en el Mercado de Bloemen más conocido como mercado de las flores. Es un antiguo mercado flotante que hoy en día esta enfocado a los turistas. Es uno de los lugares más representativos de la ciudad.
Como acabamos a la hora de comer, decidimos ir al barrio chino, que hay infinidad de restaurantes.
En Ámsterdam puedes encontrar muchos museos, como el Rijksmuseum, el museo de Van Gogh, la casa Rembrandt, la casa de Ana Frank o la Heineken Experience. Nosotros teníamos entradas para la casa de Ana Frank para esa tarde. Nos decidimos a visitarla porque a mí, todo el tema de la Segunda Guerra Mundial me fascina, a la vez que me horroriza, pero todo lo relacionado me parece muy interesante. Es un museo muy chiquitito. Es una experiencia muy recomendada. Aprendes mucho sobre el tema.
Al salir ya había oscurecido, y decidimos ir a ver el Barrio Rojo por la noche. Todo lleno de luces rojas, las tiendas, los escaparates. Un sitio digno de ver.
Día 3
Al día siguiente fuimos paseando hasta el mercado Albert Cuyp. Una calle llena de puestecitos de regalos para turistas, ropa, quesos. Allí aprovechamos para comprar los regalitos para la familia. Y queso.
A las 13:00, teníamos la visita a la Heineken Experience. Al acercarnos al edificio, vimos una cola gigante que le daba la vuelta. Menos mal que se nos ocurrió preguntarle al seguridad de la puerta. Esa cola era para la gente que no tenia entrada. Si la llevabas de internet podías pasar directamente. Os aconsejo que los museos que tengáis seguro que vais a visitar, saquéis las entradas anticipadamente por internet. Es mucho más cómodo. La visita fue muy entretenida. Primero te enseñaban el museo, con la historia de Heineken, después la fábrica y te explican proceso de fabricación, y después comenzaba la experiencia interactiva. Durante la visita te van sirviendo cañas, y al terminar, acabas es un pub, donde puedes canjear en la barra unas fichas que te dan al principio por cervezas. La verdad que salí de allí con «el puntillo».
Al salir fuimos a comer, siempre buscando alternativas económicas. Esta vez fuimos a un restaurante mexicano que estaba junto a la Plaza Dam. Al terminar fuimos a pasear y al anochecer, decidimos que íbamos a hacer un tour en barco por los canales. Podéis sacar las entradas aquí. Los barcos son totalmente acristalados, así que a pesar del frío y la humedad que hacía fuera, nosotros íbamos calentitos. La verdad que fue un paseo muy romántico. Además tienen audio guía en muchos idiomas y vas escuchando historias de por donde vas pasando.
Día 4
En el free tour, el guía nos había aconsejado ir a visitar el pueblo Zaanse Schans, así que nos dirigimos a la Estación Central para coger el tren que nos llevaría allí. El pueblecito esta a solo 20 km de Ámsterdam. Es un pueblo realmente de cuento y muy chiquitito. Es conocido por sus molinos. Hay un molino que puedes visitar y ver como funciona por dentro, y hay tambien una fábrica de zuecos. No puedes dejar de visitarlo.

Hay otros 3 pueblecitos muy famosos que puedes visitar: Volendam, Marken y Edam. Te dejo por aquí una excursión que incluye los 4 pueblos.
Nuestro viaje estaba llegando a su fin. Nos pasamos la tarde que nos quedaba dando vueltas por la ciudad y comprando recuerdos. Nuestro vuelo de vuelta era al día siguiente.
Espero que os haya ayudado si estais pensando visitar Ámsterdam.
Os dejo por aquí el link a más lugares y experiencias.

Tres 14 tapas: ¡¡¡recomendadísimo!!!

Lasaña de puré de patata y carne picada
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